3 medidas para Potenciar el Desarrollo de empresas de Tecnología

Ahora que España atraviesa una crisis de modelo económico muchas miradas se vuelven hacia los emprendedores y las start-ups de Internet en busca de innovación y crecimiento. A muchos políticos les gustaría que España se convirtiese en un país de alto nivel de protección social basado en una economía más productiva con un avanzado sector tecnológico. Algo así como un país nórdico varado a orillas del Mediterráneo.

Con esa idea en la cabeza se incentivan las mismas medidas en todas las autonomías. Media España está llena de «polígonos industriales» y «parques tecnológicos» que hermosamente traicionan su nombre al ser acumulaciones de talleres mecánicos, concesionarios de coches, empresas de rotulación y almacenes de muebles (con todo respeto hacia estos negocios). Se crean «centros regionales de innovación y desarrollo» para organizar cursos a los que va gente para ganar puntos para una oposición. Se elaboran programas de subvenciones con una tropa de funcionarios encargados de gestionarlos mientras otro ejército de expertos en el mundillo de las subvenciones van de subvención en subvención como Tarzán atravesaba la selva, sin mojarse en la realidad de abajo… Por ese camino no vamos a ningún lado. Nos engañamos a nosotros mismos construyendo sobre cimientos de cartón.

Entonces ¿Qué se puede hacer para incentivar el desarrollo de start-ups de tecnología? Creo que el aspecto fundamental es entender que la legislación no debe tratar igualmente una empresa que acaba de nacer que a otra ya desarrollada. Una start-up por pura lógica siempre necesita financiación y está en pérdidas durante muchos meses o años. En esa situación necesita poder atraer talento y optimizar su flujos de caja para poder sobrevivir. La legislación española pone las cosas muy cuesta arriba para las start-ups. Hay 3 cambios que harían la vida más fácil para todos los emprendedores, pero muy especialmente para los emprendedores de Internet y tecnología:

Un esquema fiscal que permita Planes de Opciones

Un aspecto fundamental de la potente industria tecnológica en EE.UU. o los países nórdicos son los esquemas de opciones para empleados. Montar un plan de opciones para empleados en España conlleva un esfuerzo incomprensible lleno de riesgos laborales lejos del alcance de una start-up normal. En estas condiciones es difícil poder atraer talento a una empresa balbuciente.

Para añadir insulto a agravio si inviertes en una start-up y la inversión va bien pagas el 18% por impuesto de la plusvalía al vender tu participación. Pero si es un empleado el que ejerce sus opciones sobre acciones de una start-up, Hacienda considera ese beneficio como remuneración y por tanto va a tu renta del año y te toca pagar a tu diferencial del irpf. Lógicamente si las cosas han ido bien lo más probable es que te toque pagar al tramo máximo de la renta. En vez del 18% de plusvalía de inversor, los beneficiarios de los planes de opciones pagan sus beneficios al 43%.

Nuestra legislación prácticamente impide la creación de planes de opciones. ¿No deberíamos empezar por ahí y dejarnos en paz de absurdas políticas de gasto público en I+D+i que no llevan a ningún lado?

Contratos laborales que puedan deshacerse sin problemas en caso que el negocio no salga

Si eres un emprendedor con una buena idea en EE.UU. no tienes dudas a la hora de contratar gente si la necesitas. Contratas y punto. Contratas lo más rápidamente posible a la mejor gente que puedas encontrar. En España no es tan fácil. Si el negocio no sale o te quedas sin financiación la responsabilidad por las indemnizaciones laborales es seria. Mejor contratar muy poca gente o ninguna. Mejor contratar familia que tengas confianza por si las cosas van mal. Mejor hacer contratos de corta duración, etc. En esta situación no se crea empleo de tecnología y encima nuestras empresas compiten con una mano atada a la espalda. Deberíamos tener un contrato laboral de start-up con menores exigencias de indemnización para empresas que acaban de nacer y están en pérdidas. El tipo de empleado que este tipo de start-up necesita está motivado por planes de opciones no indemnizaciones por desempleo, pero hoy no puedes ofrecer ni una cosa ni la otra

Devolver el IVA mensualmente a las empresas sus primeros años de vida

La mayor hipocresía que existe con respecto a las start-ups por parte del Estado es que Hacienda robe dinero de empresas pequeñas en pérdidas que todavía no han sacado siquiera la cabeza debajo del agua. Lo llamo robar porque hacerte con dinero que no es tuyo se llama robar.

Una parte importante de la financiación que todo emprendedor obtiene se va directamente a pagar un iva que no le corresponde, por no hablar del 1% que te soplan por la patilla con cada ampliación de capital que consigues.

Toda start-up empieza con muy poco dinero y con escasa financiación. Cada euro debería ir dedicado a desarrollar su negocio, mejorar su tecnología, contratar talento, etc. Mucha gente no es consciente que una buena parte del dinero que un emprendedor obtiene va directamente a financiar un iva que no debería estar pagando. Es totalmente absurdo que una start-up esté pagando impuestos cuando ni siquiera ha conseguido su primer cliente. Sin embargo toda start-up tiene que pagar el iva de todo lo que adquiere en muchos casos sin poder descontárselo porque todavía no tiene clientes. En el año 2002 faltó poco para que idealista.com cerrase sus puertas por falta de liquidez mientras, al mismo tiempo, hacienda nos debía cientos de miles de euros en devoluciones de iva que tardó más de un año en pagarnos (cuando ya estábamos en beneficio).

En lugar de gastarse el dinero en subvenciones sería más fácil financiar start-ups sencillamente devolviendo cada mes a las empresas recién creadas y en pérdidas todo el iva que han pagado.

Creo que la actuación pública para promover la creación de empresas de tecnología e innovación no debe venir de la mano de centros regionales de desarrollo (gasto), parques tecnológicos (gasto) ni subvenciones (gasto). Lo mejor que se puede hacer es eliminar los incontables obstáculos que los emprendedores encontramos por parte del Estado y las entidades públicas a la hora de hacer realidad nuestro sueño.