Si eres un Hi-Po, ¡márchate!.

Posiblemente algún director de recursos humanos que lea esta entrada no va a estar de acuerdo con ella pero, si es así, sirva al menos como punto de reflexión y debate.

Sin embargo, si usted es un “empleado de alto potencial” (un Hi-Po, vamos), creo que se verá reflejado.

Y es que en estos días, he tenido noticia del estudio “Global Talent Gap”  que la firma Transearch ha realizado a más de 600 ejecutivos de RRHH en todo el mundo y, por otro lado, al hilo de unos proyectos en los que estamos trabajando, he tenido oportunidad de debatir con mis colegas Pepe y Juan (si, son sus nombres reales) precisamente sobre los programas de empleados de alto potencial. Pues bien, el estudio revela algunos puntos interesantes:

  • El desarrollo de sucesores internos para puestos de liderazgo es de importancia crítica y la prioridad más importante en los próximos doce meses.
  • El 82% de las empresas encuestadas reportaron que tienen instituido un proceso formal para identificar y desarrollar a los empleados de alto potencial para las necesidades de liderazgo futuro.
  • Ahora bien, un sorprendente 28% de las empresas globales encuestadas informaron que dudaban o estaban inseguros de que sus compañías tuvieran líderes o sucesores potenciales para desempeñar los puestos críticos requeridos para permanecer o tener éxito en el mercado.

Al parecer, siendo el desarrollo de talento a medio/largo plazo una de las principales prioridades, los resultados de los múltiples programas de gestión de los empleados de alto potencial -al menos en las grandes corporaciones- no están dando los resultados apetecidos por las empresas.

¿Acaso el problema está en la detección de dicho talento?. Sinceramente, lo dudo. Porque la metodología, literatura y práctica sobre cómo evaluar el potencial de un empleado, o qué tipo de planes de desarrollo hay que llevar a cabo para mejorar ese potencial, está más que trabajada. De modo que el fallo debe estar en la gestión de dichos planes. Ya hace casi un año, un artículo de la Harvard Business Review indicaba algunas claves para el éxito de dichos programas, quédense con la primera. E incluso, hace un año, Tammy Erickson se preguntaba en la misma revista si acaso la mera existencia de dichos programas no es un anacronismo.